viernes, 28 de mayo de 2010

Paraíso Confiscado

Anestesiado por el guaro llegó dando tumbos hasta la puerta de su casa. Llamó y nadie le abrió. Se dejó caer apoyando la espalda a la pared y escondió el rostro entre las manos...y recordó que hacía más de dos años que aquella casa grande y bonita no era suya, Doña Botella le había quitado todo: mujer, hijos, carro, empleo, amigos, vecinos, perro y hasta la sombra. El jamás pudo imaginar que en menos de tres meses el licor también le quitaría la vida.
Los que pasaban por la calle murmuraban: Allí está otra vez ese pobre hombre tratando de regresar al paraíso que antes fue suyo... Y se iban sin volver la vista atrás.

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