viernes, 17 de octubre de 2008

Menos es más...(Una Boca y Dos Orejas).

La angustia no le llega de forma gratuita. Como siempre, le atormentaban pensamientos chiclosos que no sabía cómo moldear. Por favor, evitemos darle largas al asunto y omitamos los saludos-que son los mismos de siempre-. Me dijo que no lograba entender cómo era que siempre tenemos la necesidad de llenar el vacío con nuestras voces, nuestras palabras. Que no entendía por qué siempre creemos que los demás están esperando que les demos "palabras de consuelo" cuando nos cuentan sus penas. Que cómo era posible que no lográramos deducir que a veces lo único que necesitamos es que nos escuchen, nada más. Y siguió contándome de sus aspiraciones de encontrar una fórmula que le permitiera comunicar su silencio a través de cartas. Que suena ilógico, pero que últimamente lo ilógico era mayoría y que una idea ilógica más pasaría desapercibida. Si alguien me enviara un sobre-con estampilla y toda la cosa- y en ese sobre vinieran varias páginas en blanco, entonces comprendería que esa persona me está compartiendo la solidaridad de su silencio, y yo se lo agradecería profundamente con una misiva (en blanco, por supuesto). Y siguió hablando, como siempre, con la conciencia de tenerme hipnotizado con sus palabras. Lo mismo le sucedía cuando alguien cercano fallecía; era imposible para él ir a la casa del difunto y decir "lo siento". Creía más conveniente permitirle a la familia que se despidiera en paz, sin las constantes interrupciones bienintencionadas de los amigos...y se fue, y me dejó un silencio que todavía no se conjugar...

No hay comentarios: