miércoles, 11 de marzo de 2009

Las segundas oportunidades no existen

Por muchos días caminé la cuerda floja y jamás me preocupé por buscar una red de seguridad y al menos una colchoneta que me amortiguara si acaso me caía...pero a veces esa inestabilidad es atractiva porque cuando se es joven y no se tienen grandes responsabilidades-esta es una palabra demasiado grande larga profunda-, uno se siente el dueño y amo del mundo y de su propio destino y así se pasan los días en esa especie de nubecita alucinada alucinatoria alucinante de la libertad y el placer y el tiempo y el espacio libre y entonces nos acomodamos al ritmo que nos dicta la rutina-que por ser rutinaria ya conocemos hasta sus muelas picadas y las cicatrices causadas por el acné- y pues nos entregamos a vivir cada segundo como que tuviéramos la seguridad que el mañana existe dejamos todo para más tarde pero más tarde es casi siempre demasiado tarde y se llega el momento en que nos tenemos que enfrentar con toda la carga de temores que hemos estado evadiendo por tantos años-toda una vida y el tiempo extra que la medicina moderna y sus milagros le pueda agregar- sin armas de destrucción masiva ni escudo contra misiles tierra-aire sólo con nuestras manos y lo poco o nada que hayamos podido amasar a lo largo de las horas y entonces "el temor" nos mira a los ojos y nos sonríe y nos suelta su ráfaga de quejas sugerencias-"para el futuro"- frustraciones dolores de parto lágrimas atravesadas promesas rotas cartas sin contestar escupitajos en la cara mal aliento rabia odio descuidos arañazos injurias y calumnias-que estas dos no pueden ir la una sin la otra- mentadas de madre abuela hermana tía prima sobrina y toda la familia señales sacadas de lengua-!lero lero¡ y uno que no sabe si reír o caer de rodillas pidiendo piedad misericordia perdón disculpas y nadie viene al rescate-aquí no hay 911 que valga ni números de emergencia o seguridad honor y servicio- y no tenemos otra alternativa más que verla de frente escucharla y si apenas nos atrevemos tratar de poner cara de yo no fui y esperar a ver que el día de mañana-si es que existe- llegue con un nuevo vestido...y una vez más repetir el mismo baile y seguir los mismos pasos del ayer, hasta que la espada nos pique el ombligo y la pared que nos corta el escape no ceda más..."si te corres te mato y si te paras te tiro".

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