viernes, 30 de octubre de 2009

DE LA SOBERANIA Y OTROS ASUNTOS.

Permítanme que explique la entrada anterior que escribí en este mi blog. Yo me estoy refiriendo a la serie de eventos que los nicaraguenses hemos vivido en los últimos meses: la resolución de la sala constitucional de la Corte Suprema de Justicia donde dan vía libre al presidente para que se pueda reelegir; las declaraciones del embajador de Estados Unidos y los ataques que este y el recinto de la embajada han sufrido en las últimas horas....Primero, yo no estoy de acuerdo con la reelección, me parece que ese mecanismo abre la posibilidad de que algún presidente quiera quedarse eternamente en el poder-con la dictadura de los Somoza creo que fue suficiente-, y lo mejor sería que no se les presentara ni la más mínima oportunidad. Segundo, no creo que sea correcto ni ético ni moral que el embajador de Estados Unidos o de cualquier otro país del mundo venga a decirnos lo que tenemos que hacer o a opinar sobre lo que nuestras instituciones-sí, queramos o no, estas son nuestras instituciones- hagan o dejen de hacer. Si yo estuviera de acuerdo con la actitud del señor embajador, entonces estaría negando el valor que tuvo la lucha de Sandino y tantos otros héroes para ¨liberar¨a Nicaragua, estaría aceptando que somos incapaces de gobernarnos a nosotros mismos y que necesitamos del ¨Big Brother¨para que venga a iluminarnos con sus aires de todo poderoso y demócrata y justo y solidario y defensor de los derechos humanos... Y por último, no creo que atacando edificios se vaya a resolver nada. Las ideas hay que combatirlas con ideas, no podemos andar rompiendo lo que se nos ponga en frente solo para demostrar que estamos en desacuerdo con algo o alguien, este país ya ha sufrido suficiente. Quiero referirme a algo más antes de abandonar estos tópicos apocalípticos; la defensa férrea que algunos sectores le están prestando al señor embajador. Ayer estaba viendo en las noticias al medio día en el canal 2 cómo defendían el derecho del embajador a opinar-proponer-sugerir en asuntos que competen únicamente a los y las nicaraguenses, me arrecha ver y escuchar a diputados, periodistas, empresarios, banqueros, políticos y religiosos defender la posición imperialista y avasalladora del representante de Estados Unidos en Nicaragua. Todos tenemos el derecho a estar de acuerdo o desacuerdo con la decisión que tomó la corte, y también tenemos derecho a demostrar nuestro desacuerdo y a buscar la manera que creamos conveniente de resolver las cosas, pero no puedo estar de acuerdo con los que defienden al embajador y no lo condenan por irrespetar la soberanía y la dignidad de los y las nicaraguenses. Los asuntos de Nicaragua nos corresponde resolverlos a los nicaraguenses. Ningún extranjero tiene derecho a venir a decirnos cómo debemos gobernarnos, ni cómo o a quién elegir.

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