miércoles, 3 de marzo de 2010

El Amo del Juego

Cuando era niño uno de mis vecinos tenía una pelota de fútbol. Siempre que jugábamos el ganador era el mismo. Nadie llevaba control de quién anotaba los goles o qué portería recibía más tantos. El niño dueño del balón conocía una sóla regla: "No importa quién anote o quién juegue mejor, el balón es mio y por lo tanto los goles son mios".

No hay comentarios: