Correo-Amores y Celos-(De Ida).

Managua, 14 febrero 2005

Querido Mauricio, tus manos:
Mi amor, espero que al recibir esta carta el corazón te de saltos de alegría al igual que a mí en el momento en que la escribía. Hoy es un día especial y por eso me atrevo a escribirte estas líneas. Hace más de tres años que te fuiste para Costa Rica y espero que todavía recuerdes la promesa de fidelidad que me hiciste antes de tomar el bus que te llevaría a una tierra extraña. Yo me pregunto si todavía me recuerdas, si piensas en las locuras que hacía para verte-todavía hoy me pongo nerviosa cuando me acuerdo de la vez que nos citamos en el patio de la casa de mi abuela y la ladradera de los perros al sentir la presencia de un extraño...la pobre abuela, si supiera que fue sobre su cama donde me hice mujer, donde vos me hiciste mujer-también me pregunto si entre tus planes está el regresar a tu patria que es mi cuerpo (y más específicamente, mi sexo) para hacer realidad el sueño de casarte conmigo. Por favor, no tomes mis palabras como una exigencia, date cuenta que te las escribo con mi corazón de enamorada. Además, hace muchos meses que no sé nada de ti, no sé si el silencio sea el arma que vas a utilizar para matar este amor y el solo pensarlo me amarga las horas. Los celos me atacan cuando menos lo espero y siempre me encuentran con la guardia baja. Imagino tus ojos viendo el trasero de las mujeres que van por la calle, tus manos acariciando cabellos ajenos, y peor aun, imagino tu boca vertiendo palabras bonitas en oídos que no son los mios...disculpa la pausa y la mancha sobre el papel, no pude evitar las lágrimas (vos debes recordar lo fácil que soy para llorar). Espero que estos celos sean solo ideas mías y que sigas tan enamorado de mi como yo lo estoy de ti.
Mauricio, por favor, mandame aunque sea una notita. No me tengas en esta oscuridad.

Siempre tuya,
Leonor.

PD: Las cuajadas que te mando yo misma las preparé y el perfume de la carta es el mismo que a ti tanto te gustaba que yo usara.