sábado, 3 de mayo de 2008

Atento

Me permitió entrar a su cuarto y husmear en la colección de imágenes poéticas que había acumulado a lo largo de los años: una fisura en las paredes de la antigua catedral de Managua, el rostro pintado de una vieja prostituta de los callejones oscuros del mercado Oriental, una noche en París, el azul profundo y pacífico del mar Mediterráneo, los murales y grafittis cubriendo lo que queda del maldito Muro de Berlín, Picasso y Dora Maar en la playa, el mundo bailando al compás del culo de la vecina, los inchas exitados celebrando un gol en la Bombonera, el anciano recostado en una camilla de hospital esperando su turno para cruzar el umbral que divide la vida de la muerte, un re-encuentro en el aeropuerto, la tarde en que aquella muchacha me dijo "I like you Memo"-no sé cómo lo supo-, un barco atravesando el corte Culebras en el Canal de Panamá, Mariana haciendo tortillas mientras el gato duerme junto al fogón, el rictus de placer que se le grabó en el rostro desde la primera vez que hizo el amor...me dijo que tenía más, pero que era difícil permanecer siempre alerta porque los relojes son una distracción constante.

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