jueves, 8 de mayo de 2008

Travesti

Sombras en la noche que sonríen con los dientes apretados. Maquillaje de carnaval y perfume penetrante. Las faldas son siempre cortas y ceñidas. La cabellera bien peinada y de colores chillantes...se esconden ahí donde no es ni claro ni oscuro. Prefieren los callejones de la zona de Camino de Oriente o cerca de la rotonda Rubén Darío. Nunca están solos. Tienen nombres de famosas: Madonna, Mery, Britney, Pamela. El cigarrillo eterno entre los labios. Las uñas largas y pintadas. La cartera no es la gran cosa pero en ella guarda desde condones hasta llaves de roperos decrépitos, una foto de la mamá, chicle o caramelos de menta, un papel con tres números de teléfono y pintura para labios. Si usted de casualidad pasa cerca de ellos, será bombardeado de con una serie de piropos que van desde refinados e inocentes hasta los más subidos de tono. La voz es grave, ronca, profunda. En la oscuridad solo se logra distinguir la braza en la punta de las decenas de cigarrillos. Un taxi se detiene y tres rubias y delgadas se acercan a la ventanilla: ¿Qué buscas, mi cielo? Ahorita estoy en promoción. Dos platos por 300 o una mamadita por 100. Después de todo, es conocido que la economía mundial está en recesión. El cliente cierra el trato con una sonrisa y le invita a subir. Se pierden buscando en dirección a Masaya... Las que se quedan comentan: ay, esta Shakira anda que se come a cualquiera por un Córdoba. La pobre tiene enferma a su mamá. Yo me metí a esto por necesidad; quiero terminar mis estudios de belleza y después voy a poner mi salón...Mi marido dice que un día me va a llevar para los estados, que ahorita no puede porque su mujer no le da el divorcio...
Y así los travesti de la Zona Rosa se pasan las noches entre sueños y fantasias...escondidos detrás de la máscara que les permite enfrentar la vida.

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