miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cartas y Calles...

Antes nos encontrábamos en cualquier esquina y a la hora menos pensada, pero ese día lo encontré parado sobre la raya amarilla que divide la calle en dos vías. La espalda empapada de sudor y el cabello alborotado, los ojos perdidos en el horizonte-no sé cuál de todos- y en los labios una mueca que intentaba representar una sonrisa. La Ultima vez que lo vi estábamos esperando que la luz del semáforo cambiara del rojo al verde y ese intervalo fue el tiempo que tuvimos para intercambiar un saludo y un guiño pícaro. Ayer, hace exactamente trece horas y cuatro minutos lo vi bajando por la avenida Bolívar-más que caminar, este tipo es de los que vuelan-, le hablé y se volteó sorprendido de que alguien en esta ciudad conociera su nombre. Me dijo que estaba contento porque hacía mucho tiempo que no recibía una carta, que extrañaba el saltito que le daba el estómago cada vez que el cartero llegaba a su puerta y le anunciaba que había una carta para el...yo me froté los dedos tratando de arrancarme los restos de pegamentos que me quedaron después de haber cerrado el sobre donde puse la carta que apenas unos minutos atrás había dejado caer en el buzón...y lo imaginé abriendo aquella carta con sus dedos gruesos y acomodandose los lentes de culo de botella para poder leer las líneas torcidas que siempre escribo: "Aquí nada ha cambiado, las calles todavía no tienen nombre y el dictador sigue creyéndose joven..."

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