lunes, 2 de agosto de 2010

Sorpresas en el Desayuno.

Aquella noche hicieron el amor como en los días en que eran novios. Se besaron despacio, se contaron historias en voz baja y rieron por cualquier motivo. Cuando el cansancio se acomodó sobre sus párpados, ella le dijo: "Por la mañana, cuando despiertes, te llevarás una gran sorpresa". Se dieron el último beso y se quedaron dormidos sobre las sábanas alborotadas. Cuando amaneció, él se levantó lentamente y luego se dirigió a la cocina. Sobre la mesa había una taza de café, el diario y una carta. Desdobló la carta y leyó: "Querido Martín, anoche, antes de quedarnos dormidos, te dije que al despertar te llevarías una gran sorpresa; pues te anunció que esta tarde al salir del trabajo no voy a regresar más a casa. Me voy a ir por el mundo a hacer realidad mis sueños y a vivir la vida a como Dios manda. Espero que puedas seguir con tu vida y que seas muy feliz al lado de tus libros y poemas. Con cariño, Esther". Terminó de leer la carta y la dobló, le dio un último sorbo al café, tomó papel y lápiz y se dedicó a la tarea de escribir un poema sobre un hombre y una mujer que después de una noche de amor despiertan y se descubren tomando diferentes caminos en la vida...

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