sábado, 8 de marzo de 2008

Lucho

apareció en el barrio como caído del cielo. no hablaba y solo emitía sonidos ininteligibles que asustaban a los niños e intrigaban a los adultos. los huesos largos y la piel curtida por el sol y el viento nos sugerían que había llegado de muy lejos. alguien descubrió que había trabajado como chofer en INPESCA-la institución creada por el gobierno para vigilar todo lo referente a la pesca-nadie notó que estaba perdiendo la cabeza hasta que un día no fue capaz de contener la bocanada de ruidos de camión...pitaba como que iba desbocado y con las manos hacía la mímica de tratar de conducir el vehículo. se llamaba Lucho...Ronald le dejó dormir en su casa y a cambio de hacer algunos mandados y ciertas tareas del hogar recibía comida y ropa...era fácil saber que aquel ser inocente estaba irremediablemente a salvo de las lacras de la vida... yo lo observaba a través de la ventana de mi casa y me mataba el deseo de salir y unirme a su juego de niño/adulto que conducía su camión en espacios tan incómodos como los callejones del barrio. fue un gran conductor. durante los dos meses que vivió entre nosotros no causó un solo accidente...
se marcho sin decir adiós...solo dejó un chorro de humo negro que serpenteaba sobre las casas y yo me quede con las ganas de haber sido su amigo.

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