Cuando vio pasar la sombra se dio cuenta que era la suya. No tuvo síntomas de escalofríos. Encendió la luz y su cuerpo no reflejaba nada. Quedó pensativo esperando que su sombra regresara.
Para mayor comodidad, acostóse.
De sus funerales no recordaría nada.
Octavio Robleto.
"Cuentos de Verdad y de Mentira".
miércoles, 30 de abril de 2008
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