sábado, 5 de julio de 2008

Vuelta a Casa (Dolor de Parto).

En este basto continente en que me tocó por suerte nacer, pareciera que ya no quedan motivos para celebrar; las noticias nos muestran como un rincón del mundo donde reina el caos y la violencia, el tráfico de drogas y la desesperanza, la pobreza y la ignorancia. Parece que a los ojos del mundo no hemos dejado de ser bárbaros que se deleitan viendo la sangre correr- la sangre de nuestros propios hermanos y hermanas-, adictos a la corrupción y propensos al delito...
Pero hace unos días hubo una noticia que le dio la vuelta al mundo y yo creo que es razón más que suficiente para celebrar: la liberación de la ex candidata a la presidencia de Colombia, Ingrid Betancourt, y otras catorce personas que estaban secuestradas por las FARC. Estos secuestrados estuvieron en manos de la guerrilla por muchos años (algunos por más de diez), pero fue la imagen de Ingrid la que despertó las voces del mundo que se unieron en un solo clamor por la libertad de los secuestrados. En un vídeo recuperado a la guerrilla aparecía Ingrid acicalándose, y yo interpreté esa imagen como el vivo retrato del estado en que se encontraba nuestra esperanza de ver este continente en prosperidad y pleno desarrollo. La verdad es que pensé que esta mujer moriría en algún rincón olvidado de la selva colombiana...
Y ahí está la noticia que me sacó de mi tristeza: Ingrid Betancourt fundida en un abrazo con su madre. El cabello trenzado, los ojos cansados, el cuerpo sorprendido ante la libertad recién estrenada y las ansias de retomar el hilo que seis años atrás fue cortado sin explicación. Entre los liberados estaban tres ciudadanos estadounidenses y once miembros de los cuerpos militares de Colombia. Hijos que regresaban a casa después de un periplo que casi les llevó a la muerte, padres que nunca más podrán ver a sus hijos atravesar la etapa crítica de la adolescencia, abuelos que se perdieron atestiguar el momento mágico en que sus nietos dieron sus primeros pasos sostenidos por sus propias piernas, hermanos que no estuvieron para celebrar el cumpleaños de la madre...sí, están libres, pero quién les va a devolver todos los momentos que esta guerra les arrebató para siempre?? Estas quince personas tendrán que caminar tomadas de las manos de sus seres queridos hasta que el mundo vuelva a ser esa materia tangible que antes les era tan familiar.
Sigue Ingrid bajándose del avión y saludando a su gente, continúan los liberados abrazándose a sus familiares, no paran de pronunciar discursos donde se alava el tremendo papel realizado por el Ejercito de Colombia y el enorme riesgo que tomó el Presidente Uribe.

Que esta gran noticia sea la punta del iceberg de todo lo bueno que traerá el futuro para nuestro querido continente...ya Ingrid está sonriendo, y varias familias están completas nuevamente.

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