martes, 5 de octubre de 2010

Con Rosas y Espinas.

Ella me contó de sus amores y sus andanzas, y cuándo le pregunté por sus fantasías, se me rió en la cara y masticando las sílabas me dijo: "Yo no tengo fantasías, yo prefiero la vida de la manera que me venga. Tener fantasías sobre la vida o sobre el presente o sobre el pasado o sobre el futuro me parece tan condenable como saltarse las páginas de un libro y leer solamente las páginas finales para descubrir en qué acaba toda la trama. Yo quiero la vida con todas sus sorpresas". Ella se echó su bolso al hombro, nos despedimos sin remordimientos, pero yo me marché sintiendo ganas de llorar por todas las horas que perdí buscando lo que no había perdido.

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