domingo, 3 de octubre de 2010

Dios está sordo.

En el principio Dios escuchaba a todas sus hijas y todos sus hijos. Sus oídos estaban abiertos al menor llamado o clamor y raudo se presentaba a asistir a su creación. Pero los hombres-claro, tenían que ser los hombres los que enredaran las cosas- empezaron a crear religiones y sectas y partidos y bandos y asociaciones y comunidades y entonces estos grupos iniciaron una competencia por captar la atención del Padre y un grupo gritó fuerte y otro grupo gritó más fuerte y otro grupo grito aún más fuerte y luego un grupo sacó un altavoz a la calle y luego otro grupo sacó parlantes gigantes y aquella gritería poco a poco fue escalando, pero mientras más aumentaban los decibelios menos escuchaba Dios...con tantos gritos de sus hijos e hijas, Dios se quedó sordo. Dios fue a ver a un médico, pero en el camino, el mismo Dios iba rezando para que el médico no le pudiera sanar. Después de miles de años soportando las quejas y los pedidos tontos de sus hijos, prefería ser sordo y disfrutar del silencio a tener que complacer los deseos y caprichos absurdos de aquella humanidad tan egoísta. Ahora Dios vive tranquilo en el cielo, se pasea sin preocupaciones y duerme como un bebé.

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